En la búsqueda de la fuente de la juventud, un grupo de científicos podría cumplir el sueño de todos los que tenemos mascotas: lograr que nuestros perros vivan más.
Todo comenzó con la rapamicina, un fármaco utilizado para suprimir el sistema inmune y prevenir el rechazo tras un trasplante de riñón. Los investigadores descubrieron que este fármaco también era capaz de prolongar la vida de algunos mamíferos. Sin embargo, antes de hacer la prueba en humanos, algo muy caro y que además tiene efectos secundarios, decidieron probarlo en otros pacientes muy cercanos: los perros domésticos.
La rapamicina actúa sobre una proteína que regula el crecimiento celular y, de acuerdo con nature, el fármaco también ha demostrado ser capaz de prolongar la vida de los ratones (13 por ciento más para las hembras y 9 por ciento más para los machos).Todavía no se sabe cómo la rapamicina hace esto exactamente, pero los investigadores tienen curiosidad sobre si el medicamento tendrá efectos similares en seres humanos en dosis bajas.
Dos biólogos moleculares de la Universidad de Washington creen que pequeñas cantidades de rapamicina pueden ser eficaces en perros domésticos. Los investigadores probarán el fármaco en perros grandes, que normalmente sólo viven de 8 a 10 años. Ellos alimentarán a los animales domésticos entre sus seis y nueve años, a continuación, observarán los efectos en sus sistemas cardiovascular y en su salud en general durante tres años.
Según Mateo Kaeberlein, uno de los investigadores, los perros domesticados sirven como mejores sustitutos de los seres humanos que los ratones, pues como mascotas experimentan muchas de las mismas influencias ambientales y presentan varios de los mismos problemas de envejecimiento que tenemos los seres humanos. Mediante la comprensión de cómo funciona el fármaco en perros, Kaeberlein dice que lograrán estar un paso más cerca de saber si la rapamicina también podría ser utilizada alguna vez para extender la vida del ser humano.